En esta aldea hay casas manuelinas, calzadas medievales y edificios renacentistas, una puerta en la muralla cuya construcción se atribuye a Don Sancho II y una singular sepultura en granito con su tumba y lápida, donde descansa un hidalgo. Sin embargo, lo más curioso de Castelo Mendo, en dónde parece caber toda la Historia de un país, es el amor prohibido que quedó para siempre gravado en sus piedras.
En una gárgola de piedra en la pared de la Antigua Domus Municipalis (antiguo tribunal), encontramos el Mendo, una figura incrustada en la pared que recuerda a un hombre. Por otra parte, en una piedra colocada en una casa de planta baja situada enfrente, se encuentra la figura de una mujer, la Menda. Nadie conoce con certeza la historia de estas dos figuras. Tan solo se supone que fueron protagonistas de una gran pasión, tal vez un amor, como Romeo y Julieta, dos amantes destinados a contemplarse para siempre en la distancia en las piedras de Castelo Mendo.
Caminando por los escenarios idílicos de Castelo Mendo, no es difícil imaginar que una historia como la de los amantes de Verona haya ocurrido allí. Y es que Castelo Mendo es un lugar con encanto, una aldea en donde la naturaleza y la Historia conviven en una harmonía sin igual. En Castelo Mendo nos sentimos transportados a un tiempo en el que los días pasaban con menos prisas, donde solo importa respirar hondo y vivir.
A los amantes de la Historia no les pasa desapercibido el riquísimo museo al aire libre que constituye Castelo Mendo. Además de los elementos emblemáticos de los que ya hemos hablado, encontramos también en esta aldeia histórica una casa con porche en O Largo do Pelourinho. Se cree que esta fue construida en el siglo XVI, habida cuenta de la existencia de vanos biselados y de una puerta con arco conopial en el cuerpo principal de la vivienda. A finales del siglo XVI o principios del XVII se acometieron algunas alteraciones en el edificio, especialmente la construcción del precioso porche.
La picota (pelourinho) de Castelo Mendo es otra de las curiosidades que encontramos en esta aldea. Con siete metros de altura, es una de las más altas de la Beira Interior. Se sitúa en la plaza a la que da nombre y, junto con el Largo da Igreja de S.Vicente, constituyen estructuras urbanas de gran significado e importancia desde la Edad Media. La picota data del siglo XVI y está formada por un fuste octogonal monolítico, coronado por un capitel en jaula. Es edificio de interés público desde 1933.
No faltan razones para visitar esta aldeia en la que parece haberse detenido el tiempo, entre leyendas de ensueño y tesoros escondidos de la Historia de Portugal; para descubrir sin prisa un rincón inmaculado en el que reina la paz y el sosiego.
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