Acechante desde lo alto de su singular encanto, la Aldeia Histórica de Monsanto. Distinguida como la “Aldeia Mais Portuguesa de Portugal” en 1938, y como Aldeia Histórica en 1995, Monsanto es una experiencia inolvidable para quien la visita.

También esta aldeia, como el resto de las que componen la Red de Aldeias Históricas de Portugal, tiene su origen en historias que el pueblo nunca olvidó.

Cuenta la leyenda que, hace muchos años, la aldea de Monsanto estuvo cercada por las tropas romanas. Por aquel entonces, el pueblo pasaba tanta hambre que temía no tener más remedio que rendirse a los romanos. El alcalde de Monsanto tenía una hija muy bella que cuidaba de los becerros de la familia. Ver la supervivencia del pueblo en situación de riesgo, ordena a su hija a salir de la aldea. La hija no quiere dejar a su padre a merced de los romanos, y decide quedarse con él.

Preocupado por sus hombres que, valerosos, continuaban luchando contra los romanos, el alcalde pidió a la hija que entregasen los becerros para dar de comer a los hombres. Después de todo, ya no tenía nada para comer y pronto tenían la intención de rendirse. Sin embargo, la hija tuvo una idea: guardó la becerra más gorda y se la mostró a los soldados romanos para que viesen cómo tenían de comer, a lo que el padre añadió que les había sobrado de la comida del día anterior. Los soldados se quedaron sorprendidos pues pensaban que tenían la batalla ganada. La situación los desmoralizó y acabaron por dejar Monsanto, que, al fin, estaba a salvo. Feliz, el pueblo lo festejó con música, comida y mucha animación.

Sin embargo, en realidad, los orígenes de Monsanto se remontan al paleolítico. Vestigios arqueológicos dan cuenta de la existencia de un castro lusitano y de la ocupación romana del denominado campo de S.Lourenço, al pie del monte, lo que demuestra que esta leyenda puede haber tenido lugar perfectamente. Además, se encontraron vestigios de presencia visigótica y árabe. Tal y como ocurre en las restantes doce Aldeias Históricas de Portugal, fueron varios los pueblos que ocuparon Monsanto y dejaron su huella, aportando a estos lugares su enorme riqueza en los que se refiere a su herencia arqueológica, urbanística y cultural.

Estos pueblos dejaron muchas cosas en Monsanto que podemos descubrir a día de hoy; legados que se conservaron en el tiempo y que nos permiten conocer mejor nuestra Historia. Destaca, por ejemplo, la antigua torre del campanario que ostenta el símbolo que convirtió a Monsanto en la aldea más portuguesa de Portugal, la torre Do Lucano o do Relógio. Esta torre está coronada con una réplica del Gallo de Plata en hierro forjado, trofeo del concurso creado por el Secretario de Propaganda Nacional y que dio a Monsanto el título de “Aldeia mais portuguesa de Portugal”.

Vale la pena parar en Monsanto en una visita a las Aldeias Históricas, un destino que a la vez son doce, y deleitarse con lo que tan a menudo parece un Portugal en miniatura.