En plena Serra da Gardunha, encontramos una aldea tan peculiar como apasionante, de bellísimos paisajes que alternan el color verde con la ceniza.

Castelo Novo es diferente de todo cuanto conocemos. Una aldea histórica de construcciones graníticas y calles laberínticas, dónde apetece perderse y que nadie nos encuentre nunca.

Curiosa es también una de las leyendas asociada al pasado de Castelo Novo, una historia de ambientación bíblica. Cuenta el pueblo de Castelo Novo que, en aquella época, vivía cerca de la aldea una joven llamada Belisandra. Acusada de brujería, vivía en soledad sin más compañía que la de un gato. Siempre que Belisandra necesitaba ir a la aldea, tenía que enfrentarse a las voces, carcajadas de burla y desprecios de los habitantes de Castelo Novo. La verdad es que en momentos de aflicción muchos recurrían a Belisandra, pero siempre en secreto. Se decía por la aldea que la joven controlaba el sol y lluvia, curaba enfermedades y enseñaba la mejor manera de concebir hijos varones. Incluso sabiendo que se enfrentaría a las burlas de los vecinos de Castelo Novo, Belisandra nunca recusaba ayudar a nadie.

Un día, cuando el pueblo se preparaba para recolectar el fruto de su trabajo en los campos de cultivo, vieron aparecer en el cielo una densa nube que casi cubrió el sol. De pronto, repararon en que se trataba de una plaga de langostas. Desesperados, los vecinos de Castelo Novo se juntaron para pedir por primera vez ayuda a Belisandra. Para espanto de todos, esta les consejo hacer una procesión a la Señora de la Misericordia, pues solo ella, dijo, los podría ayudar. Los vecinos siguieron su consejo e hicieron la procesión. Cuenta la leyenda que cuando la procesión aún iba por el atrio, las langostas ya caían muertas. El pueblo hizo la promesa entonces de hacer la procesión todos los años, y la cumplió, pues aún hoy en día se mantiene esta tradición (actualmente en el mes de septiembre)

La Aldea Histórica de Castelo Novo es un escenario de ensueño. Todo aquí parece sacado de unos tiempos que nos gustaría haber presenciado, cuando doncellas arrastraban sus largos vestidos por la calzada y caballeros se batían en duelo por su atención. Las ruinas del castillo, de arquitectura militar y del que hoy solo queda una torre cuadrangular, nos evocan historias de amores prohibidos y grandes batallas como la que la Orden de los Templarios, a la que perteneció Castelo Novo, libró para reconquistar esta aldea a los musulmanes. Castelo Novo es un lugar que, al igual que las restantes aldeas históricas, nos conquista desde que ponemos un pie en él. La fascinación es tal que, al marcharnos, no podemos prometer otra cosa que regresar algún día a la inolvidable aldea de Castelo Novo.