De los romanos a los musulmanes, varios fueron los pueblos que dejaron su huella en las Aldeias Históricas de Portugal, definiendo un territorio que sería para siempre único e incomparable en todo el mundo.
El pueblo romano fue el primero en ocupar el territorio de las Aldeias Históricas de Portugal. Su legado es todavía visible, especialmente en la Aldeia Histórica de Idanha-a-Velha, donde recientemente se descubrió una nueva puerta de origen romano. En el mismo emplazamiento donde antiguamente se levantaba la antigua Igaedis, capital de la Civitas Igaeditanorum, Idanha-a-Velha conserva hasta la actualidad los vestigios de aquella ciudad, uno de las principales núcleos urbanos del Imperio Romano en la actual Beira Interior. Vale la pena visitar, por ejemplo, el Puente Viejo, que atraviesa el río Ponsul – de origen romano, y que era donde llegaba la vía que conectaba Mérida y Braga.
El territorio de las Aldeias Históricas de Portugal también formó parte del reino suevo (419-585) y posteriormente del reino visigodo (568-711). Con los primeros, la Aldeia Histórica de Idanha-a-Velha pasó a ser Sede Episcopal, competencia que mantuvo con los segundos. Durante el reino visigodo, en Idanha-a-Velha y Monsanto tuvieron el dudoso privilegio de acuñar tridentes (moneda visigoda de oro).
Algún tiempo después, los musulmanes ocuparon el territorio de las Aldeias Históricas de Portugal. Idanha-a-Velha fue la primera Aldeia Histórica en ser tomada por este pueblo, en 713. Las referencias históricas y testimonios más importantes que hoy en día quedan en esta zona se pueden encontrar hoy en Castelo Rodrigo, en Idanha-a-Velha (que fue sede de Kuwar, la unidad administrativa musulmana, equiparable a un distrito) y en Trancoso. Los topónimos árabes en el territorio son frecuentes, de hecho, tres de las Aldeias Históricas heredaron nombres de origen musulmán: Almeida, Idanha-a-Velha y Marialva.
El pueblo cristiano llegó al territorio de las Aldeias Históricas en el último cuarto del siglo IX (posteriormente a 878) o durante las primeras décadas del siglo X. Conquistó la zona al este de Lamego, entre Távora y el Côa, integrando, bajo su dominio, la Aldeia Histórica de Trancoso, donde se construyó uno de los primeros castillos del territorio portugués. Al este del Río Côa (donde se encuentran las Aldeias Históricas de Almeida y Castelo Rodrigo, por ejemplo) se prolongó la presencia musulmana, de forma más o menos continua, hasta que Fernando Magno, durante su Campaña de las Beiras (1055-1064 ) conquistó, entre otros territorios, el Castro de São Justo (la Aldeia Histórica de Marialva).
Sin embargo, debido a su importancia estratégica, la zona este del río Côa atrajo la atención de las coronas de Portugal y León, atestiguado por el apoyo que ambas dieron al Monasterio de Santa María de Aguiar (cerca de Castelo Rodrigo). Así, en los derroteros del siglo XII, y a lo largo de casi todo el siglo XIII, el territorio de Riba Côa, al este de este río, se encontraba bajo dominio leonés.
Fue con la llegada de D. Dinis al trono de la corona portuguesa cuando se reconquistaron las tierras de Riba Côa. Con la firma del Tratado de Alcañices, en 1297, D. Dinis logró definir la frontera que hoy en día preservamos. El tratado integró a Riba Côa en territorio nacional portugués, con los castillos de Alfaiates, Almeida, Caria Atalaia, Castelo Bom, Castelo Melhor, Castelo Rodrigo, Monforte de Riba Côa, Sabugal y Vilar Maior.
Pero la paz alcanzada por D. Dinis no tardaría en verse amenazada: en 1383, el rey Fernando de Portugal murió sin dejar herederos varones, dejando el país sumido en una profunda crisis dinástica. Juan I de Castilla, casado con Beatriz (el único hijo fruto del matrimonio de Fernando y Leonor de Menezes) inició entonces una serie de campañas militares, con el objetivo de conquistar Portugal y anexionarlo a Castilla. Al lado a la Aldeia Histórica de Trancoso tuvo lugar uno de los más famosos encuentros entre el pueblo español y portugués, la batalla de San Marcos, que concluyó con victoria para los portugueses. Esta batalla fue el punto de inflexión a partir del cual se comenzaría a definir el destino que se dictó en Aljubarrota.
Con las invasiones napoleónicas en el siglo XIX, los franceses serían el último pueblo en entrar en territorio portugués a la conquista del trono por la región de las Aldeias Históricas de Portugal. De las tres invasiones (1807-1808, 1809 y 1810-1811), fue en la primera y en la tercera, tanto en la invasión como en la retirada, cuando entraron cruzando la región de las Aldeias Históricas de Portugal. En esta guerra estuvieron directamente involucradas tres de las Aldeias Históricas (Almeida, Sortelha y Trancoso). En sus estructuras de defensa (como fue el caso de Almeida) y en sus aledaños tuvieron lugar cruentas batallas que marcaron el destino de la Guerra Peninsular.
Por lo tanto, es fácil adivinar por qué el territorio de las Aldeias de Portugal encierra tantas referencias y vestigios de pueblos tan diferentes. Por eso, al visitar este destino que a la vez son 12 conocemos también las raíces de nuestra propia historia.
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