En la Aldeia Histórica de Castelo Rodrigo, la tradición oral mantiene viva la Leyenda de Marofa. Que es como quien dice, «amar… Ofa», la más bella doncella, hija de un potentado judío de la región.  Una historia de amor entre dos religiones.

 

No todas las leyendas populares acaban en tragedia. En Castelo Rodrigo, la tradición oral cuenta la «Leyenda de Marofa», una historia de la que hoy en día se conocen múltiples variantes, pero todas ellas coinciden en algo: el final feliz. Al entrar en esta Aldeia Histórica, se van oyendo por doquier las diferentes versiones de la leyenda. Tantas que no se pueden contar. Y para todo tipo de creencias. Pero no hay mejor manera de vivirla que viendo en directo la representación de la pieza teatral, en un escenario improvisado en la calle y un reparto de actores que combina los aficionados locales con actores profesionales. Este fue el espectáculo que cerró el ciclo de fiestas «12 en Red», de este año, en Castelo Rodrigo.

La obra narraba la historia de amor entre Luís, un caballero cristiano, y Ofa, una joven y bellísima mujer, hija de un judío llamado Zacuto que había hecho fortuna en la región y que se refugió en las montañas. Según la leyenda, la historia de amor entre las dos religiones no comenzó bien. Ni Guiomar, madre de Luis, ni, especialmente, Zacuto aceptaban el amor que se profesaban sus dos hijos.

Pero el joven Luis, loco de amor por la joven judía, decidió poner en práctica un astuto plan para ganarse la confianza del padre de su enamorada. Con unos amigos, urdió un plan para simular un asalto al viejo Zacuto, a fin de poder aparecer él de improvisto en el momento oportuno y quedar como su salvador. Este acto le valió las alabanzas del padre de su enamorada, quien le invitó a su casa para poder, por fin, cortejar a la más bella mujer del condado. Cuenta la leyenda que el nombre de la aldea procede de un cántico que entonaba el joven enamorado Luis desde lo alto de la sierra, en el que decía que quería «amar a… Ofa», inmortalizando así, con el paso de los tiempos, el nombre de la Serra da Marofa.

La historia de amor sobrevivió a varias tragedias, incluso, a la disposición de D. Manuel I de expulsar de Portugal a todos los judíos no conversos. Después de la resistencia inicial, el viejo Zacuto acabó por convertirse al cristianismo, facilitando finalmente el matrimonio entre los dos jóvenes. Cuenta la leyenda que la boda duró tres días y tres noches de las que nacieron muchos hijos sanos para poblar la aldea.

Una larga cuerda de imágenes

En los días de fiesta, el pueblo se viste siempre con sus mejores galas. Todos los rincones tienen su encanto, y todas las casas, su ornamento. Ejemplo de ello es la larga cuerda con imágenes colgadas que pende de puertas y árboles, contando también la historia de Castelo Rodrigo. Desde fotos del paisaje o personalidades de la región, pasando por utensilios de trabajo, platos típicos e incluso fotos de gatos locales. La exhibición Cuerda de Imágenes por la Aldeia Histórica cuenta con gran variedad de obras, todas ellas resultado del Tour Fotográfico realizado en la primera mañana de fiesta.

Quien haya pasado por la puerta de la Ginjinha do Castelo, difícilmente habrá podido resistirse a la invitación de Antonio Salvado de probar una de las especialidades de la casa. Junto con su esposa, Rosario Camisa, ambos nacidos en Castelo Rodrigo, atendieron a los muchos turistas que, durante los días de fiesta de la Leyenda de Marofa, entraban para disfrutar de las bondades de una típica bodega portuguesa. O que «solamente» pretendían probar una ginja de Almeida, directamente de Casa da Amélinha, el antiguo Patio del Ginjinha Almeida, fundado en 1883. Y todo ello oyendo de fondo la interesante conversación de Antonio, hijo de un historiador que, por cierto, es primo de José Hermano Saraiva.

Para pernoctar en el pueblo hay una amplia gama de preciosos alojamientos donde elegir. En la Casa da Cisterna, por ejemplo, se puede disfrutar de una preciosa piscina con vistas a las majestuosas montañas y a las casas de piedra, casi como una oda a la región. La casa parece hablar por sí sola y contar las historias de la época en que servía de depósito de agua para toda la población.

Hoy, en su lugar, se encuentra uno de los alojamientos turísticos de tipo apartamento con mejores referencias de Castelo Rodrigo. Un proyecto creado por dos biólogos de profesión, Ana y António, que se dejaron seducir por esta villa medieval.

La Casa da Amendoeira es otra de las opciones disponibles, una casa de campo restaurada y transformada en un alojamiento en el que el refinamiento y la atención al detalle saltan a la vista en cada rincón.

Y no podemos olvidar la Quinta de Pêro Martins, una casa de turismo rural restaurada por Sara y Miguel, dos arquitectos que se enamoraron de esta zona, donde pueden disfrutar de la arquitectura tradicional, unos paisajes deslumbrantes y la hospitalidad de la población autóctona.

Y si todavía buscas más razones para venir a Castelo Rodrigo y las demás Aldeias Históricas, basta con saber que es el primer destino en red a nivel mundial, y el primer destino a nivel nacional en recibir el certificado BIOSPHERE DESTINATION, lo que pone de manifiesto el compromiso de la región con la preservación de las tradiciones de la población local, la naturaleza y el patrimonio histórico-cultural de estas 12 aldeas.